El disfrute no es solo para el paladar. En Le Panzón, lo estético es una autoexigencia de la firma que dirigen el diseñador gráfico Claudio de la Rosa y el chef Héctor Sanz, que unieron sus talentos para presentar una amalgama de diseño y gastronomía. Las mesas dulces es donde mejor pueden volcar su creatividad, dentro de su especialidad que es el catering.
“Tratamos de que los diseños sean únicos. En las mesas dulce temáticas es donde más nos lucimos con una decoración alusiva. Colocamos un cortinado especial de fondo, flores, portarretratos, candelabros, elementos personalizados con los nombres de los novios o la quinceañera, utilizamos vajilla de porcelana, cerámica, bandejas de espejo, elementos con caireles ... la gama es muy amplia”, explica Claudio.
“Otra de nuestras características es incluir postres regionales, aunque sea para dar un toque autóctono en mesas dulces con empanadillas de cayote, dulces de caña, alfajores de caña, dulce de quinotos, tarteletas con dulce de cayote y nuez, entre otros”, cuenta.
Como es tan grande la variedad de sabores que presenta Le Panzón y para que los invitados puedan darse el gusto de probarlos a todos, sin desperdiciar nada, el recurso más usado son las porciones individuales o finger food (minitortas de cuatro sabores diferentes, María Luisa, mini Roger y otras) y en vasitos (shots).
Cada semana hay un nuevo desafío. Claudio cuenta que una vez le tocó hacer una fiesta de bodas con fusión de culturas, argentina e india. El diseño se logró con telas y objetos traídos de la India y con elementos autóctonos criollos como las empanillas de cayote que sorprendieron a los invitados extranjeros y se fueron conociendo más sobre nuestro país.